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Imagen: Daniel, Miguel Ángel, capilla Sixtina  (1511-1512)

Publicado por: Daniela Jimènez

Fuente:

La biblia. Daniel, 2,1-47

Isaac Asimov. Guía de la biblia. Antiguo testamento. 1993, Plaza & Janes Editores, S. A.

La visión de la estatua revelada a Daniel:

Nabucodonosor Rey de la dinastía caldea en Babilonia, tuvo un sueño que lo agito mucho  puesto que se trataba de una visión profética, sin embargo, al despertar no pudo recordarlo. El Rey convoco a magos, astrólogos, encantadores y caldeos para exigir una explicación y la interpretación de su sueño. Adujeron los caldeos que sin conocer el sueño era imposible una explicación. Nabucodonosor los condeno a pena de muerte si ellos no eran capaces de mostrar aquel sueño. No pudieron hacerlo y decretó la muerte de todos los sabios de Babilonia. Entre ellos se encontraba Daniel el profeta, quien le pidió al Rey un plazo para poderle develar su sueño. Daniel instó a sus compañeros rogarle a Dios para que les revelara el sueño. El misterio le fue develado a Daniel en una visión de la noche.

Tú, ¡oh, rey!, mirabas y estabas viendo una gran estatua… La cabeza de la estatua era de oro puro; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro y sus pies, parte de hierro y parte de barro.

Tú estabas mirando hasta que una piedra… hirió a la estatua en los pies de hierro y de barro, destrozándola.

Entonces, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron… mientras que la piedra, se hizo una gran montaña, que llenó toda la tierra.”

Contexto:

Bajo las referencias del libro bíblico que lleva su nombre, se afirma que Daniel pertenecía a la nobleza del reino de Juda, un hombre sabio, y cautivo de Babilonia por el rey Nabucodonosor.
Dentro del cristianismo, el libro de Daniel, se encuentra entre los cuatro profetas mayores junto con Isaías, Jeremías y Ezequiel, situado en el reinado de Nabucodonosor, en el periodo del exilio babilonio del s. VII a.c.

Sin embargo, el canon hebreo duda de la autenticidad de la redacción en esta época, debido a que existen anacronismos entre la escritura del protagonista de la historia y el periodo en el que se desenvuelve la historia. A pesar de ello, el Libro de Daniel es reconocido no entre los libros proféticos, si no entre las Escrituras y es situado hacia el 165 a.C.

Interpretación:

Tú; ¡oh rey!, eres el rey de reyes porque el Dios  de los cielos te ha dado el imperio, el poder, la fuerza y la gloria; Él ha puesto en tus manos a los hijos de los hombres dondequiera que habitasen; a las bestias de todos los campos, a las aves del cielo, y te ha dado el dominio de todo; tú eres la cabeza del oro.

 Después de ti surgirá un reino menor que el tuyo, y luego un tercero, que será de bronce y dominará sobre la tierra.

Habrá un cuarto reino, fuerte como el hierro y que todo lo destrozara. Lo que viste de los pies y los dedos, parte de barro de alfarero, parte de hierro, es que este reino será dividido, pero tendrá en sí algo de la fuerza del hierro que viste mezclado con el barro. Se mezclaran alianzas humanas, pero no se pegan, como no se pegan entre sí el barro y el hierro.

En tiempo de esos reyes, el Dios de los cielos suscitará un reino que no será destruido jamás, que permanecerá por siempre y desmenuzará a los otros reinos. Eso es lo que significa la piedra que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. Dios ha dado a conocer al rey lo que sucederá;  el sueño es verdadero, y cierta su interpretación.”