Publicado por: Ana Paulina Rivero Hinojosa

 

Recuerdos de provincia.jpg

Portada de la primera edición

Fuente: Sarmiento, Domingo F., Recuerdos de Provincia, 1ra. ed., Imprenta de Julio Belín y compañía, Santiago, 1850.

 

Soñante: Domingo Faustino Sarmiento

Contexto: Sarmiento es un importante político argentino recordado, entre otras cosas, por sus logros en educación pública.En su autobiografía, Recuerdos de Provincia, Sarmiento relata la historia de su madre y afirma que «para los efectos del corazón no hay madre igual a aquella que nos ha cabido en suerte; pero cuando se han leído páginas como las de Lamartine, no todas las madres se prestan a dejar en un libro esculpida su imagen». Narra un sueño vinculado con la muerte de su madre.

Sueño:

¡Pobre mi madre! En Nápoles, la noche que descendí del Vesubio, la fiebre de las emociones del día me daba pesadillas horribles, en lugar del sueño que mis agitados miembros reclamaban. Las llamaradas del volcán, la obscuridad del abismo que no debe ser obscuro, se mezclaban qué sé yo a qué absurdo de la imaginación aterrada, y al despertar de entre aquellos sueños que querían despedazarme, una idea sola quedaba tenaz, persistente como un hecho real: ¡mi madre había muerto! Escribí esa noche a mi familia, compré quince días después una misa de requiem en Roma, para que le cantasen en su honor las pensionistas de Santa Rosa, mis discípulas; e hice el voto y perseveré en él mientras estuve bajo la influencia de aquellas tristes ideas, de presentarme en mi patria un día, y decirle a Benavides, a Rosas, a todos mis verdugos: Vosotros también habéis tenido madre: vengo a honrar la memoria de la mía; haced, pues, un paréntesis a las brutalidades de vuestra política, no manchéis un acto de piedad filial. ¡Dejadme decir a todos quién era esta pobre mujer que ya no existe! ¡Y, vive Dios, que lo hubiera cumplido, como he cumplido tantos otros buenos propósitos, y he de cumplir aún mucho más que me tengo hechos!

Por fortuna, téngola aquí a mi lado, y ella me instruye de cosas de otros tiempos, ignoradas por mí, olvidadas de todos. ¡A los setenta y seis años de edad, mi madre ha atravesado la cordillera de los Andes para despedirse de su hijo, antes de descender a la tumba! Esto sólo bastaría a dar una idea de la energía moral de su carácter. Cada familia es un poema, ha dicho Lamartine, y el de la mía es triste, luminoso y útil, como aquellos lejanos faroles de papel de las aldeas que con su apagada luz enseñan, sin embargo, el camino a los que vagan por los campos. Mi madre en su avanzada edad conserva apenas rastros de una beldad severa y modesta. Su estatura elevada, sus formas acentuadas y huesosas, apareciendo muy marcados en su fisonomía los juanetes, señal de decisión y de energía, he aquí todo lo que de su exterior merece citarse, si no es su frente llena de desigualdades protuberantes, como es raro en su sexo.

Comentario: 

Hay quienes piensan que Recuerdos de Provincia ayudó a la carrera política de Sarmiento. En La estrategia ejemplar de Recuerdos de Provincia, Beatriz Sarlo afirma que en la autobiografía se favorecen ciertas virtudes políticas que Sarmiento se jacta de poseer.

Pienso que el amor  y la admiración por su madre son elementos que el autor quería resaltar en su autobiografía partiendo de la idea de que el temor por perder a la madre no es una muestra de debilidad. Relatar su sueño tiene  intención de mostrar  que sus temores (presentes en sus sueños), no son los de un hombre débil políticamente hablando, sino de un hombre que ama y valora a su madre y que está orgulloso de sus raíces.