Fuente: Artemidoro. Libro de los sueños. Editorial Gredos. Madrid, España.
Contexto: En el año de 332 a.C, llevaba Alejandro siete meses asediando a la ciudad de Tiro. Cuando estaba a punto de renunciar a la conquista de esta ciudad, tuvo un sueño que influiría en sus decisiones políticas y militares de manera definitiva.
Sueño: Alejandro soñó con el héroe Hércules, quien le tendía una mano desde los muros de la ciudad sitiada. Después tuvo otro sueño y esta vez fue con un sátiro danzando sobre un escudo.
Interpretación: Desde los tiempos antiguos antiguos se hacían rituales para interpretar de alguna manera los sueños, en este caso el interpretador de sueños de Alejandro, quien es conocido como Ariastrando, reconoció este sueño como un ingenioso juego de palabras: satyros (sátiro en Griego), podía ser tomado como sa-Tyros, cuyo significado sería “Tiro es tuyo”. Alejandro prosiguió la campaña y conquistó la ciudad 5 días después.
¿Duermes, Aquiles, y me tienes olvidado? Te cuidabas de mí mientras vivía, y ahora que he muerto me abandonas. Entiérrame cuanto antes, para que pueda pasar las puertas del Hades; pues las almas, que son imágenes de los difuntos, me rechazan y no me permiten que atraviese el río y me junte con ellas; y de este modo voy errante por los alrededores del palacio, de anchas puertas, de Hades. Dame la mano, te lo pido llorando; pues ya no volveré del Hades cuando hayáis entregado mi cadáver al fuego. Ni ya, gozando de vida, conversaremos separadamente de los amigos; pues me devoró la odiosa muerte que el hado, cuando nací, me deparara. Y tu destino es también, oh Aquiles semejante a los dioses, morir al pie de los muros de los nobles troyanos. Otra cosa te diré y encargaré, por si quieres complacerme. No dejes mandado, oh Aquiles, que pongan tus huesos separados de los míos: ya que juntos nos hemos criado en tu palacio, desde que Menecio me llevó de Opunte a vuestra casa por un deplorable homicidio -cuando encolerizándome en el juego de la taba maté involuntariamente al hijo de Anfidamante-, y el caballero Peleo me acogió en su morada, me crió con regalo y me nombró tu escudero; así también, una misma urna, la ánfora de oro que te dio tu veneranda madre, guarde nuestros huesos. Respondióle Aquiles, el de los pies ligeros: -¿Por qué, cabeza querida, vienes a encargarme estas cosas? Te obedeceré y lo cumpliré todo como lo mandas. Pero acércate y abracémonos, aunque sea por breves instantes, para saciarnos de triste llanto.
Contexto: Aquiles habría matado a Hector hacía no mucho, él y sus mirmidones festejaban su victoria con bebida y comida abundante, Aquiles dormiría en la playa con sus hombres y soñaría lo mencionado.
Interpretación: Para Aristóteles, había un aspecto de auto conocimiento como la reaparición de un deseo o o preocupación. La lectura de Aristóteles, parece la mas adecuada, no solo por la cercanía, si no por el eco del contexto mismo del soñante. El sueño como respuesta fisiológica, y la explicación aristotelica sobre la influencia de los alimentos y líquidos ingeridos, parece curiosa, y más relacionándola con el carácter mismo de Aquiles. Lo que daría cabida a pensar lo evidente, que el sueño de Aquiles, responde a la culpa, el dolor y la melancolía por su amante.
Contexto: El rey Creso (ca. 595- 546 a.C.) fue el último rey de Lidia entre el 560 y 546. Al morir su padre, Creso conquista Panfilia, Misia y Frigia; sometiendo a todas las ciudades griegas de Anatolia hasta el río Halis. Debido a la gran riqueza y prosperidad de su país, se decía que era el hombre más rico en su tiempo. eródoto narra que antes de la batalla final contra Ciro de Persia, cuando éste invadió su reino, Creso «inmoló tres mil cabezas de todas las especies de ganado aptas para sacrificios y, además, levantó una enorme pira compuesta de lechos repujados en oro y plata, copas de oro, vestidos depúrpura y túnicas, y le prendió fuego con la esperanza de que estas valiosas ofrendas le otorgasen el favor del dios; asimismo, ordenó a todos los lidios que cada cual sin excepción sacrificara lo que pudiera». A continuación, Creso ordenó reunir un gran tesoro para enviarlo como ofrenda al templo del dios Apolo en Delfos. Según la detallada descripción que hace Heródoto, incluía 117 lingotes de oro, cuatro de ellos de oro puro, con un peso de 65 kilos; la estatua de un león de 260 kilos de oro puro, montada sobre un pedestal de lingotes de oro blanco de 6.000 kilos; cuatro vasijas de plata, dos aguamaniles de oro y plata, jofainas redondas de plata, una efigie de oro de tres codos de altura, collares, ceñidores y dos enormes cráteras, una de oro de 221 kilos y otra de plata con una capacidad de 11.000 litros, que los sacerdotes delfios utilizarían a partir de entonces en las fiestas primaverales de las Teofonías de Apolo para mezclar el agua y el vino. Por último, Creso obsequió a cada ciudadano de Delfos con dos estáteros de oro, la primera moneda de oro. Creso prosiguió la política de sometimiento de las ciudades griegas; de ahí que el gran historiador griego Heródoto dijera de él que «fue el primero, que yo sepa, en iniciar actos injustos contra los griegos». Esta agresión sería la causa del castigo divino que se cernió sobre Creso, cuyo instrumento fue Ciro, el fundador del Imperio persa. Según Heródoto, Creso cometió el error de invadir Persia, pero Jenofonte opina que el rey lidio fue más bien el líder de una coalición de pueblos unidos para hacer frente a la expansión persa. En cualquier caso, la batalla del río Halys precipitó el fin del reino de Lidia y de su dinastía.
Creso, tenía dos descendientes, uno de ellos era sordomudo, en cambio Atis, sobre el que tiene el infortunado sueño, destacaba sobre los demás niños de su edad.
Sueño: El Rey Creso tenía un sueño que presagiaba la desgracia de su hijo. El rey vio en su sueño un claro presagio de su muerte provocada por una herida hecha con una punta de hierro.
Creso despertó horrorizado y después de cavilar sobre los malos auspicios que sentía aproximarse al destino de su hijo, decidió no perder más tiempo. Es entonces cuando le busca una hermosa esposa y le prohíbe a Atis que tome el mando de las tropas. En la ciudad, da ordenes de requisar en todas las cosas cualquier arma de guerra y asegurar su custodia en su propios arsenales. Mientras Creso preparaba la boda de su hijo, llega a Sardes, la capital de Lidia, un frigio de linaje real. Este extranjero, había sido desterrado al haber matado a su hermano sin querer; le solicita a Creso que lo acoge en su palacio. Creso así lo decide: ofreciendo una ceremonia de purificación. El extranjero cuyo nombre era Adrastro se hospedó en el palacio. Al poco tiempo de este suceso, irrumpe en los alrededores del Monte Olimpo de Misia, un jabalí que aterraba a los campesinos y a su paso, destruía los campos cultivados. Los misios, tras varios intentos de cazarlo, solo quedaban heridos por la bestia. Estando desesperados, le piden al Rey Creso que enviase a su hijo junto con otros jovenes guerreros, para dar caza al animal. El rey, quién aún conservaba la imagen mostrada en aquel sueño, decide no enviar a su hijo, mas envía a un grupo escogido de lidios con una buena jauría de perros para la tarea contra el jabalí. Atis, no comprende hasta ese entonces por qué su padre nunca lo había enviado a desempeñar cualquier acción valerosa y le implora que le dé permiso. Creso, no tiene más remedio que compartir con Atis, su sueño y la preocupación que desde ese entonces tenía, Atis, entendía perfectamente la inquietud de su padre, más le argumenta que en el sueño, muere traspasado por una punta de hierro y siendo en esta ocasión, la caza de un jabalí, esto no podría ser cierto, y que, por lo tanto, no tendría por que suceder de este modo. Creo, entonces, decide atender el ruego de su hijo, otorgándole permiso para que éste fuera tras el jabalí. Manda entonces, a Adastro a cuidar a Atis, parten los dos en busca del jabalí con una jauría de perros y comenzaron a rastrear a su presa, al llegar a los bosques del monte Olimpo, después de unas horas, dan con el jabalí y logran acorralarlo. La confusión de esta escena es tremenda, puesto que los perros le rugían al jabalí, los caballos estando nerviosos, se cruzaban chocando entre sí y los hombres se lanzaban contra la bestia, quién aún estando herida, no dejaba de embestir. En medio de todo esto, Adrastro lanza un dardo contra el jabalí, con la mala fortuna de que fuese en el mismo momento en el que Atis cruzaba con su corcel: «La punta del arma cumple la predicción del sueño. Creso, al enterarse, enloquece de dolor. Adrastro al no perdonarse lo sucedido, le pide a Creso que lo mate, sin embargo el rey no accede al decirle que no era responsable de lo acontecido.
Interpretación: El sueño que Creso tiene sobre la muerte de su hijo predilecto, fue un sueño catalogado como ídolo, en la medida en que Cardano los cataloga. Pues de manera clara y sencilla, le muestra los sucesos, y aunque no hubiesen sido de manera inmediata o pronto, la muerte de Atis, fue inevitable, por más precauciones que toma el rey. Algunos intérpretes de la época sugieren, que este suceso era el castigo sobre el rey. Creso, quién era el quinto descendiente de la una dinastía comenzada por Giges, quién asesinó a su rey Astiages, instigado por la reina, para vengarse de una ofensa. Un oráculo predijo que al quinto descendiente de la dinastía le llegaría el pago por la traición.
Comentario: El Rey Creso, es protagonista de una frase; «Rico como Creso» puesto, que la historia lo señala como un rey generoso con un pueblo bastante próspero. Sin embargo, en alguno de sus diálogos con Solón de Atenas, le dice éste que la fortuna cambia de un día a otro. Así fue como sucedió, aunque el Rey Creso, pudo tener un pueblo bastante próspero y gente que luchara por sus causas no pudo detener lo que en el sueño le fue presagiado. Mostrando, de algún modo, que aunque fue previsor de todas aquellas causas que pudieran dar muerte a su hijo, no logra controlarlas todas y en el momento y de la persona menos esperados, es como se da muerte a su querido hijo.
Soñante: Gracia Fuente: Apuleyo, Libro VII en El asno de oro, 3ra. ed., Madrid: Gredos, 2013 Fecha: siglo II d. C Contexto: Gracia había sido capturada por un grupo de ladrones, y su prometido Tlepólemo, con gran habilidad, rescato de ella. Cuando regresaron a su hogar dieron promesa a su matrimonio para vivir en calma, hasta que un día su amigo Trasilo invito a Tlepólemo a ir de caza. Todos ignoraban que Trasilo lo había llevado para tenderle una trampa y conseguir así la muerte de su amigo.
La noticia de la muerte de Tlepólemo llego a Gracia, y ella, en inconsolable pena, lloraba la muerte de su esposo. Pero hubo una noche en la que éste se le aprecio en sueños revelandole el nombre de su asesino. A la mañana siguiente, con tal visión onírica, Gracia planeó la venganza para el asesino de su esposo. Decidió no matarlo y darle un destino peor al de su esposo. Con engaños, le dio una poción que hizo reposar a Trasilo, y mientras él dormitaba, ella le sacó los ojos.
Sueño: y como sobrecogida ante un gran trueno, ante un cataclismo sideral o ante el propio rayo de Júpiter, cayó al suelo sin sentido. Al poco rato volvía en sí lentamente, lanzando a intervalos salvajes alaridos; como ya comprendía con claridad el teatro montado por el infame Trasilo, frenó la impaciencia del pretendiente para madurar su decisión. En el intervalo, la sombra del malherido Tlepólemo, con toda la cara ensangrentada, pálida y desfigurada, se presenta a su esposa y la interpela en su casto lecho: <<Querida esposa, admito que otro hombre tenga en adelante derecho a darte ese mismo nombre. Pero, suponiendo que mi recuerdo se borre de tu corazón y que la desgracia de mi trágica muerte rompa el compromiso de nuestro amor, cásate con quien quieras y sé más feliz que conmigo, pero con una condición: que no se una tu mano con la mano sacrílega de Trasilo, que no le dirijas la palabra, que no compartas su mesa ni su lecho. Evita la mano ensangrentada de mi asesino. No pongas tu boda bajo los auspicios de un homicida. Aquellas heridas, cuya sangre lavaron tus lágrimas, no son todas debidas a los colmillos: quien me separó de ti fue la lanza criminal de Trasilo. Agregó las demas circunstancias y puso en claro toda la escena del crimen.>> Gracia recostada y triste desde un principio, con el rostro hundido entre los almohadones de su lecho, ni aun dormida deja de llorar: un torrente de lágrimas inunda sus mejillas y, como desvelada y atormentada por una pesadilla, reanuda su llanto, deja escapar prolongados suspiros, se rasga la ropa interior y con sus manos enfurecidas hiere sus preciosos brazos.
Interpretación:
Dentro de los sueños universales Artemidoro distingue dos clases de ellos: los genéricos y los específicos, éstos últimos se dividen en cuatro clases. Algunos sueños son buenos tanto por su aspecto interno (imagen del sueño) como por el externo (desenlace) ; otros son malos desde ambos puntos de vista, unos terceros son positivos en aspecto interno y negativos en el externo y, otros, son desfavorables en su aspecto interno y favorable en lo externo.
El sueño de Gracia, se presenta como una revelación, en él se le muestra la muerte de su esposo, y éste le revela el nombre de su asesino. Hasta este momento podemos decir que la naturaleza interna del sueños es negativa, pues, ante esta escena Gracia caí de nuevo en tristeza. Sin embargo, el aspecto externo no se conserva del todo negativo, ya que para ella el resultado es positivo, consigue vengar la muerte de su esposo y se marcha a tierras lejanas. Pero es Trasilo, el asesino de Tlepólemo, quien sufre el resultado de la revelación de aquel sueño.
Soñante: Andrómaca. Fuente: Séneca, Las Troyanas, en Tragedias I, Madrid: Gredos, 1987. Fecha: siglo I d.C. Contexto: Andrómaca ha tenido profundos pesares, su mente a estado atormentada por el futuro. En sueños Héctor confirma su atormento y sugiera esconder pronto a su hijo pues, sólo de esa forma habría de salvarse. Al despertar, Andrómaca piensa ¿cuál sería el mejor lugar para esconder a Astianacte? Decide llevarlo a la tumba de su padre, quizá ahí nadie podría ir a buscarlo. Mientras tanto, Odiseo llega aTroya, e inmediatamente buscó a Andrómaca y a su hijo, al ver que éste estaba ausente, comienza a insistir a la esposa del fallecido Héctor revele su paradero. Largas insistencias, y engaños fueron sesados, cuando el astuto Odiseo halló al pequeño niño refugiado en la tumba de su padre. Lo llevo a la torre más alta, y cumplió con su tarea encomendada: arrojar a Astianacte desde ella.
Sueño:
ANDRÓMACA.– Dos de sus partes aproximadamente había recorrido ya la noche vivificadora y las siete estrellas habían dado la vuelta a su resplandeciente carro. Una tranquilidad desconocida me llegó por fin en mi aflicción y un breve sueño se fue deslizando insensiblemente sobre mis ojos, si sueño es el embotamiento de una mente aturdida, cuando de pronto Héctor se irguió ante mis ojos, no como aquel que, tomando la iniciativa en la guerra contra los argivos, acometía a las embarcaciones griegas con antorchas del Ida; ni como aquel que, enfurecido contra los dánaos en múltiple matanza, obtuvo despojos auténticos de un Aquiles fingido; no era su rostro aquel que lanzaba un llameante resplandor, sino extenuado y abatido y apesadumbrado por el llanto, y, como el mío, cubierto de una melena en desorden. Me alegro, a pesar de todo, de verlo. Entonces sacudiendo la cabeza: <<Aleja de ti el sueño>> –dijo– << y quita de en medio a tu hijo, oh, fiel esposa. Que quede bien oculto, es ésa la única salvación. Déjate de llantos. ¿Estás gimiendo porque ha caído Troya? ¡Ojalá estuviese asolada toda entera! Date prisa, aparta a donde sea a ese pequeño vástago de nuestra casa.>> Un escalofrío y un estremecimiento me despertaron del sueño y dirigiendo despavorida mis ojos ora hacia aquí, ora hacía allí, sin acordarme de mi hijo, busqué, ¡pobre de mí!, a Héctor: su sombra engañosa se me escapó de los mismos brazos.
Interpretación:
De acuerdo con Artemidoro, las visiones oníricas son transmisoras de un mensaje, pues, estas visiones son un movimiento o una invención del alma que señala los bienes y los males venideros. Los sueños de tal naturaleza pueden ser de dos tipos: directos ,su efecto corresponde con la imagen, y simbólicos que, por su carácter enigmático, indican algunas cosas por medio de otras.
El sueño de Andrómaca puede verse como una visión onírica, pues en él, se le presenta Héctor para hacerle saber que su hijo está en peligro de muerte y que la única forma de salvarlo es escondiéndolo tan lejos, como sea posible, de su hogar.
Por otro lado, es importante destacar la descripción de Héctor en este sueño, pues es, también,otro indicio de la profecía que el mismo dicta. Artemidoro señala que soñar con los cabellos descuidados, indican los sufrimientos y los pesares, y, ademas las greñas se dejan crecer en medio de las desgracias. En sueños Hector se presenta con “su rostro abatido y cubierto de una melena desordenada”. De esta forma se anuncia la precaución y protección para la vida de su hijo, pero al mismo tiempo advierten su funesto destino: la muerte.
Soñante: Sócrates.
Fecha: Siglo V a.C.
Fuente: Diógenes Laercio en Diógenes Laercio, “Platón”, Libro tercero en Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres. Traducción de José Ortiz y Sanz. Biblioteca virtual universal, p. 66.
Refiérase que Sócrates vio en sueños un polluelo de cisne que plumaba sobre sus rodillas, el cual, metiendo luego alas, se elevó por los aires y dio dulcísimos cantos, y que habiéndole sido llevado Platón al día siguiente, dijo: «He aquí el cisne»
Comentario: Este parece un sueño típicamente antiguo, es por un lado claramente profético, pero además consta de unas hermosas imágenes que tienen que ver con la naturaleza, como de algún modo coincidían otros sueños de la época. Es un sueño muy claro, con un bello simbolismo pero que no se presta a confusión. Es un importante sueño de la antigüedad.
Fuente: Propercio, Elegías, Libro II, XXVI. Traducción de Antonio Tovar y Maria T. Belfiore Mártire. ed. Alma Mater.
Fecha: Año 28 a. C.
Sueño:
Te vi en sueños [In Somnis], vida mía, rota la nave, bracear fatigada en las aguas del mar Jónico, y confesar todo lo que me habías mentido, y no poder ya levantar tus cabellos pesados con el agua, como Hele sacudida por las olas de color púrpura, a la que había llevado el carnero de oro en su mullido lomo. ¡Qué temor tuve de que el mar tomara tu nombre acaso y de que el marinero al deslizarse sobre las ondas tuyas te llorara! ¡Qué ofrendas prometí a Neptuno entonces, y a Cástor con su hermano, y a ti Leucótoe, ya convertida en diosa! Mas tú, sacando del abismo apenas tus manos, a punto de morir invocas sin cesar mi nombre. Y si acaso Glauco hubiese visto tus ojos, te habrías convertido en ninfa del mar Jonio, y por envidia las nereidas te hubieran insultado, la blanca Nesea, la azul Cimótoe. Mas vi correr en tu auxilio al delfín que, creo, antes había llevado la lira de Arión. Y ya estaba yo intentando lanzarme desde lo alto de una roca, cuando el miedo alejó de mi tal visión.
Contexto:La elegía XXVI narra cómo Propercio, después de haber tenido el sueño. Piensa (cogitet) que si su amada Cynthia viajara por el mar, él estaría dispuesto a seguirla y a padecer todos los pesares del viaje, con tal de que vayan juntos como dos enamorados, lleguen juntos a la misma costa y que ella «nunca se aleje de su vista».
Al final de la elegía, Propercio afirma, inflamado de amor, que si tuviera que dejar su vida por ella, tal fin no sería vergonzoso (inhonestus)
Mitología.
Hele:Hele es hija del rey Atamante. La segunda esposa de Atamante, Ino, la madrastra de Hele urde una trampa contra ella y su hermano, Frixo, de forma que los son serán sacrificados, cuando, de pronto, un carnero con el vellocino de oro los salva y los lleva por los aires, hacia la Cólquide, donde sólo Frixo llega, ya que en el viaje Hele cae al mar y muere. El mar donde se ahogó llevó su nombre: Helesponto.
Cástor con su hermano: Cástor y Pólux, también conocidos como los dioscuros. Poseidón les concedió el poder de calmar los vientos y las olas, y el de ayudar a los náufragos.
Leucótoe: Ino, la esposa de Atamante, se convirtió en diosa y cambió su nombre a Leucótea, después de que Hera la volviese loca como castigo por cuidar del recién nacido Dioniso.
Homero relata que Leucótea salvó la vida de Odiseo después de que Calipso le dejara regresar a su casa y le ofreciera para ello una endeble balsa. Leucótea es conocida como protectora de los marinos.
Glauco: Se metamorfoseó de forma que su barba y su melena se volvieron de un verde oscuro que simulaba el color de las algas marinas y sus piernas cambiaron a una cola enroscada como la de un enorme pez. Una vez vió a Escila y se enamoró de ella, ésta lo rechazó asustada por su nuevo aspecto.
Buscando salida desesperada a su pasión, Glauco acudió a la maga Circe y le pidió que con sus poderes hiciera que Escila se enamorase de él. Pero los efectos de su petición fueron muy distintos a los que Glauco esperaba, porque Circe también amaba al nuevo dios y se le declaró intentando convencerle de que despreciase a la que le había despreciado. Al negarse, Circe sintió tal envidia por Escila que mezcló unas hierbas en el agua donde se bañaba y la convirtió en un horrible monstruo de cintura para abajo.
Nereidas: Eran las cincuenta hijas de Nereo y de Doris. Se las consideraba ninfas del Mar mediterráneo, y como tales vivían en las profundidades de éste; no obstante, emergían a la superficie para ayudar a marineros que surcaban los procelosos mares.
Arión: Es un poeta y músico legendario del siglo VI a. C. Heródoto cuenta que sus riquezas provocaron la codicia de los marineros del navío que durante un viaje conducía a Arión. Los marineros no pudieron ser conquistados por el canto de la lira y lo arrojaron al mar, pero el cantó subyugó a un delfín, que salvó a Arión y lo llevó a tierra.
Interpretación:
Comentario: Propercio sueña que Cynthia viajará por el mar y que, en su viaje un naufragio la acechará. Propercio al despertar clama todas las cosas que él estaría dispuesto a hacer por ella.
El sueño parece portar un gran miedo de Propercio, este es, que su amada muera antes que él y en la lejanía de la tierra, es decir, sin sepulcro.
Publio Cornelio Escipión Emiliano Fuente: Marco Tulio Cicerón, Sobre la República, Biblioteca Clásica Gredos, Ed. Planeta-deAgostini, Barcelona, pp. 158-171. Traducción: Alvaro D´Ors.
Escrito entre el 55 a.C y el 51 a.C.
Sinópisis:
Africanus Mayor (Publio Cornelio Escipión) aparece en el sueño de Africanus Menor (Publio Cornelio Escipión Emiliano) para advertirle sobre la virtud de la vida encomendada a los sagrado y a lo divino, y que dicha vida debe mostrase desapegada de todo aquello que los mortales celebran y añoran.
El sueño del caballero (Sogno del cavaliere). Rafael Sanzio, 1504-1505.
[…] Africanus [mayor] se me apareció en una forma que reconocí más por su busto que por mi conocimiento del hombre mismo. Cuando le reconocí me eché a temblar; él, sin embargo, me dijo: «Ten valor y rechaza el miedo, oh Scipio; guarda en la memoria lo que voy a decirte». «¿Ves tú esa ciudad que, obligada por mí a someterse al pueblo romano, renueva sin embargo, incapaz de permanecer en paz, sus antiguas guerras? (Aquí me mostró Cartago desde un punto claro y brillante, lleno de estrellas, de las alturas celestes.) ¿Y el asalto al que tú vas, siendo un simple muchacho? En dos años a partir de ahora, tú derribarás como cónsul esa ciudad, y ese nombre hereditario, que hasta ahora tú tuviste de nosotros, te pertenecerá a ti por tus propios esfuerzos. Además, cuando Cartago haya sido arrasada por ti, llevarás a cabo tu Triunfo y serás nombrado censor; entonces como legado irás a Egipto, Siria, Asia y Grecia, siendo hecho cónsul una segunda vez durante tu ausencia, y llevando a cabo la mayor de las guerras, destruirás Numancia. Pero cuando seas llevado sobre el carro triunfal al Capitolio, encontrarás la república en confusión por la política de mi nieto. Aquí, oh Africano, será necesario que muestres a la tierra patria la luz de tu espíritu, tu genio y tu sabiduría; en este período de tu vida veo oscuramente el curso de tu destino, aunque cuando tu edad haya completado ocho veces siete circuitos y vueltas del sol, eso te llevará a la época fatal de tu vida por el circuito natural de estos dos números; ante ti sólo y ante tu nombre todo el estado girará; a ti, corno senador, todas las buenas gentes, los aliados de los latinos y los propios latinos, acudirán; en ti descansará la salvación de todo el estado, y a menos que caiga sobre ti la mala fortuna, a ti, como dictador, te corresponde establecer firmemente la república si escapas de las manos impías de tus parientes».
Ante esta parte del recital Laelius lloró y los otros se lamentaron amargamente, pero Scipio, sonriendo, dijo: «Te ruego no me despiertes de mi sueño; permanece un poco en paz y escucha el resto». «Pero, oh Africano, para que puedas ser el más entregado al bienestar de la república, escucha bien: para todos los que han guardado, animado y ayudado a su patria, hay asignado un lugar particular en el cielo, en donde los bendecidos gozarán de vida permanente. Pues nada sobre la tierra es más aceptable a la deidad suprema que reina sobre todo el universo, que las uniones y combinaciones de hombres unidos bajo la ley a las que llamamos estados; por tanto los gobernantes y conservadores proceden de ese lugar y a él retornan después».
En ese punto, aunque estaba totalmente aterrado, no tanto por el miedo a la muerte como por la traición de mis parientes, quise saber si él mismo estaba vivo realmente, y mi padre Paulus y otros a quienes creíamos aniquilados. «Sí», contestó. «En verdad siguen vivos los que se han líberado de las ataduras del cuerpo como de una prisión: ¡Pues lo que llamáis vida no es en realidad sino muerte! ¿No ves a tu padre Paulus que viene hacia ti?» Ante esa visión rompí en un mar de lágrimas: él, por su parte, me abrazó y besó y me prohibió llorar; luego, cuando mis lágrimas cesaron, y pude hablar, dije: «Te ruego me digas, reverenciadísimo y Excelentísimo padre: puesto que eso es la vida, como he oído decir al Africano, ¿por qué permanezco en la tierra? ¿Por qué no me precipito a ir contigo? «No puede ser», contestó él, «pues a menos que la Deidad que es el Señor de este universo que tú habitas, te libere de la prisión de tu cuerpo, aproximándose aquí, no puedes venir. Pues hombres han nacido bajo esta ley para ser fieles guardianes de ese Globo que ves en el medio de este universo y que es llamado la Tierra: y un alma se les ha dado de aquellos fuegos Sempiternos a los que tú llamas estrellas y constelaciones; siendo estos cuerpos esféricos y globulares, animados con almas divinas , prosiguen sus órbitas circulantes con maravillosa celeridad. Y por tanto, Publius, por ti y por todas las personas piadosas, el alma será retenida en el mantenimiento del cuerpo: sin su orden, por quien se te ha dado esa alma, no podrás despedirte de la vida mortal, a menos que parezcas ser infiel al deber ante la humanidad que te ha sido asignado por la Deidad. Pero cultiva la justicia y la piedad, oh Scipio, siguiendo los pasos del Gran señor y de mí mismo, que te lo suplicamos. Estas cualidades, excelentes ya entre los padres y parientes. son todavía más nobles cuando se practican hacia el país de uno: esta vida es el camino al Cielo y a la reunión de aquellos que, habiendo vivido ya en la tierra, ahora, liberados del cuerpo, habitan este lugar que tú ves (esta esfera que brilla con la más resplandeciente luz entre las abrasadoras estrellas) y que, siguiendo a los griegos, llamáis la Vía Láctea. Desde este lugar todos los otros cuerpos aparecen ante mi vista muy brillantes y maravillosos. Además están las estrellas que no se ven nunca desde la tierra: y la magnitud de todas ellas estal como nunca hemos sospechado: entre ellas contemplo la más pequeña que está en el punto más lejano al Cielo y más cercano a la Tierra, brillando con la luz prestada. Así, la propia Tierra me parece ya pequeña, afligiéndomeal pensar la pequeña parte de su superficie que en realidad ocuparnos.» «¿Cuánto tiempo permanecerá tu mente clavada a la Tierra? ¿Contemplas el glorioso Templo al que has llegado’? Ahora sabes que el Universo se compone de nueve esferas, y en la más lejana que abarca a todas las demás, la Deidad suprema conserva y gobierna a las otras. En esta esfera se realizan las revoluciones eternas de las Estrellas, y a ella están sometidas las siete esferas que giran hacia atrás con un movimiento contrario al de la Esfera Celeste[…] […]Cuando me hube recuperado de mi asombro ante la visión de todas aquellas cosas, pregunté: «¿Qué es esa dulce y maravillosa melodía que llena mis oídos?» «Eso», respondió él, «es esa armonía que, afectada por la combinación de intervalos irregulares, y sin embargo en armoniosas proporciones y separados así con razones, se debe al impulso y movimiento de las propias esferas: la luz combinada con los tonos más graves; los diversos sonidos, que uniformemente hacen una gran sinfonía. Así la esfera celestial cuyo curso estelar es más rápido da un sonido alto y agudo; siendo el tono más grave el de la esfera lunar, que es inferior; pero la Tierra, la novena esfera, permanece inmóvil, siempre fija en la sede inferior en el lugar medio del Universo. Hombres Instruidos, habiendo imitado este misterio divino con instrumentos de cuerdas y armonías vocales, se han ganado para sí mismos el regreso a este lugar al igual que otros que, dotados de una sabiduría superior, han cultivado las ciencias divinas incluso en la vida humana.» «Ahora los oídos de los hombres se han vuelto sordos a esta melodía; no hay en vosotros un sentido más apagado. Lo mismo que en ese lugar que se llama Catatdupa, en donde el Nilo cae desde las altas montañas, las gentes que allí viven han perdido el sentido del oído por la magnitud del sonido, así ciertamente, un tremendo volumen de sonido surge de la rápida revolución de todo el Cosmos, pero los oídos humanos no son capaces de recibirlo, del mismo modo que sois incapaces de mirar directamente al Sol, cuyos rayos ciegan y vencen los sentidos.»
«Percibo que incluso ahora miras al lugar y morada de los mortales. Pero si a ti te parece tan pequeña, como ciertamente lo es, así vista, afánate por estas cosas celestes y estima menos las de la tierra. Pues la gloria o renombre realmente dignos de ser buscados no derivan de las bocas de los hombres. Tú ves que la Tierra está habitada en esparcidos lugares confinados dentro de estrechos límites, siendo esas regiones habitadas simples motas sobre su superficie con vastas zonas salvajes entre medio: y los que habitan la Tierra no sólo están separados así, pues ninguna comunicación es posible entre ellos del uno al otro, pues ocupan posiciones en parte oblicuas, en parte transversales, en parte opuestas a las vuestras; de éstos seguro que no puedes esperar gloria. ¿Cómo es posible entonces que desde esos países conocidos y cultivados, tu nombre o el de cualquiera de los nuestros, pueda cruzar esas montañas caucásicas, que tú ves, o pasar más allá del Gánges? ¿Quiénes, en las partes restantes del Oriente, en las regiones más profundas del errabundo Sol, bien en los Climas del Norte o del Sur, oirán tu nombre? Entonces, descartadas esas partes, percibes dentro de qué estrechos límites trata de extenderse tu gloria; ¿y por cuánto tiempo, incluso, aquellos que cantan tus alabanzas seguirán haciéndolo?
«Pues aunque generaciones desde aquí a la posteridad trataran de perpetuar la fama de alguien de nosotros pasada de padre a hijo, no obstante, por causa del fuego y la inundación, que inevitablemente sucederán en períodos fijos del tiempo, seremos incapaces de alcanzar renombre duradero, y menos aún gloria eterna. ¿Qué importancia, además, las cosas a ti concernientes tendrán para los que nazcan después, cuando no quede vivo nada de lo que existió antes? Más especialmente, cuando de esos mismos hombres que van a venir, ninguno sea capaz de recordar los acontecimientos de un solo año. Pero cuando todas las constelaciones retornen a las Posiciones originales de las que una vez partieron, restaurando así a largos intervalos la configuración original de los Cielos, entonces puede, hablarse verdaderamente del «Gran Año», dentro de cuyo período apenas me atrevo a decir cuántas generaciones de hombres están comprendidas. Pues así como en el tiempo pasado, cuando el Alma de Rómulo entró en estas moradas sangradas, el Sol parecía fallar y extinguirse, así cuando el Sol de nuevo falle en la misma posición y al mismo tiempo, entonces, cuando los Signos del Zodíaco hayan regresado a su posición original, y las Estrellas sean llamadas, el ciclo del Gran Año se habrá cumplido; de este enorme período de tiempo, has de saber que ni una veinteava parte ha transcurrido todavía. «.Y por tanto, si tú desesperasde un rápido retorno a este cuarto, en donde todas las cosas están preparadas para grandes y excelentes hombres, concibe qué valor tiene la gloria humana, que apenas puede soportar la más pequenaparte de un ciclo. Pero si miras hacia lo alto y fijas tu mirada en este estado y en tu casa eterna, no prestarás atención a la charla vulgar, ni permitirás que tus actos sean influidos por la esperanza de recompensas humanas. La verdadera virtud ha de conducir por sí misma a la gloria real. La fama humana está totalmente restringida dentro de estos estrechos límites que tú ves, y nunca en ningún tiempo ha ganado nadie renombre inmortal, pues eso es imposible por causa del aniquilamiento de los hombres y el olvido de la posteridad.
Entonces dije yo: «Oh Africano, si es cierto que quienes han hecho merecimientos ante su país tienen, por así decirlo, un Camino abierto al Cielo -aunque por mi juventud he seguido los pasos tuyos y de mi padre, y nunca empañétu gran renombre- ahora, con tan gran perspectiva ante mí, me esforzarécon mayor atención.» «Afánate», dijo él, «con la seguridad de que no eres tú quien está sometido a la muerte, sino tu cuerpo. Pues tú no eres lo que esa forma parece ser, pues el hombre real es el principio pensante de cada uno, no la forma corporal que se puede señalar con el dedo. Que sepas pues, entonces, que tú eres un Dios. en tanto en cuanto es Deidad lo que tiene voluntad. sensación, memoria, previsión, y quien así gobierna, regula y mueve el cuerpo entregado a su cargo, así como la Deidad suprema hace con el Universo, y como el Dios Eterno dirige este Universo que en cierto grado está sometido a decadencia, así un Alma sempiterna mueve el frágil cuerpo. »Ahora bien, lo que está siempre en movimiento es eterno, mientras que lo que sólo comunica movimiento, habiendo sido puesto en movimiento por otra causa, cesará necesariamente de moverse cuando se retire el impulso motor. De acuerdo con ello sólo lo que se mueve espontáneamente, porque es siempre todo en sí mismo, nunca cesa realmente de moverse, y es además la fuente del movimiento en todas las cosas. Una causa primaria no deriva de ninguna otra causa. Lo que surge de algo más no puede ser causa primaria, y si ésta no tuvo un comienzo, tampoco tendrá nunca un fin. Este principio eterno del Movimiento completo surge de lo que es movido por sí mismo y de sí mismo, y por tanto no puede nacer o perecer; o de otro modo por necesidad todos los cielos colapsarían, y toda la Naturaleza se detendría, incapaz ya de obtener el impulso que la puso en movimiento. »Puesto que, de acuerdo con ello, es manifiesto que es eterno lo que se mueve por sí mismo, ¿quién negará que este principio eterno es un atributo natural de las almas? Pues todo lo que es movido por un impulso externo es inanimado: en cambio, lo que se energizadesde su interior es verdaderamente animado, y esta es la operación peculiar del Alma. Entonces, si el Alma es lo que está por encima de todo, lo que es el propio motivo. ciertamente no nace, sino que es eterna. Ejerce, por tanto, esta alma tuya en las cosas más nobles: la solicitud y el cuidado por el bienestar del propio país son las mejores: pues animada y controlada por esos sentimientos, el alma pasa más rápidamente a esta esfera: su verdadero hogar. Y ello se puede conseguir más rápidamente si, estando aprisionada en el cuerpo, se eleva por encima de las limitaciones terrenas y, mediante la contemplación de las cosas que están más allá del cuerpo, se abstrae en el mayor grado de su tabernáculo terrenal. »Pues las Almas de los hombres que se han entregado a los deseos del cuerpo, y de las mujeres que, como instigadoras, se han entregado a sí mismas, y por el impulso de las pasiones obedientes a la gratificación sensual, han violado las leyes de Dios y del Hombre, una vez liberadas del cuerpo, siguen girando en este mundo, y esas Almas torturadas no volverán a este lugar, salvo después de muchos siglos.»
Contexto:
El sueño tiene como referencia inmediata la segunda de las guerras púnicas. La contienda se suele datar desde el año 218 a. C. hasta el 201 a. C. en la que Roma acordó los términos de rendición de Cartago.
El desarrollo del diálogo del sueño se da entre Publio Cornelio Escipión (Africanus Mayor), que sirvió como general y logró que Cartago se rindiera ante el ejército romano y Publio Cornelio Escipión Emiliano (Africanus Menor), nieto adoptivo del primero que terminaría por ser asesinado y culpado de «enemigo de la patria».
Comentario:
Es bastante interesante que gran parte de la relevancia histórica del sueño (no en vano Macrobio le dedicará todo un comentario) esté ligada a su carácter premonitorio. Africanus Menor, en los últimos años de su vida, era acusado de ser un tirano y se había ganado la enemistad de muchos, hasta que un día aparece muerto en su lecho.
En el sueño, Africanus Mayor le habla a Africanus menor para mostrarle que todas esas inquietudes que había padecido, provocadas por la mala opinión pública que se había ganado, eran irrelevantes; que lo verdaderamente importante es vivir consagrado a la virtud divina. Lo que advierte Africanus Menor en su sueño es que, las desgracias padecidas por el hombre son tan ínfimas en comparación con la grandeza de lo divino, y que aún cuando la muerte sea los más certero, lo importante es aceptar esa parte divina a la que el hombre puede aspirar.
Wolfgang Amadeus Mozart, «Il sogno di Scipione». 1772
Soñante: Biblis. Fuente: Ovidio, Metamorfosis, tr. y n. José C. Fernández Corte y Josefina Cantú Llorca, Madrid: Gredos, 2012. Fecha: 8 d.C Conexto: Biblis se encuentra confundida por la atracción que tiene por su hermano Cuano. Ella los desea no como a un hermano, si no como a un amante. En su vigilia, pequeñas señas le daban cuanta del amor por su hermano, pero fue en sueños cuando cumplió aquella fantasía suya. Cuando despertó del sueño, cayó en profundas reflexiones sobre lo que aquel quería decir, y, por fin, decidió revelarle a su hermano, el amor que le tenía. Cauno recibió aquella confesión, y enfureció decidió marchares hacia tierras extranjeras. Biblis, entonces, cayó en profundo dolor y desesperación. Anduvo, algunos días, tras el rastro de su hermano, hasta que un día se tropezó en el bosque y en continua pena y llanto se vió transformada en una fuente.
Sueño: Biblis, arrebatada de deseo por su hermano, bello como Apolo… No están claros para ella misma sus sentimientos y no formula ningún deseo, presa de aquella pasión;… no se atrevió a dejar penetrar en su ánimo sus incidentes esperanzas, mientras estaba despierta; en cambio, cuando se halla confiada al pacífico reposo, contempla con frecuencia al objeto de sus amores; creyó también que unía su cuerpo al de su hermano, y se ruborizó, pese a hallarse dormida. El sueño se aleja. Calla ella durante mucho tiempo, y evoca repetidamente lo que ha visto en sueños y habla así con ánimo confuso: <<¡Desdichada de mí!, ¿qué significa esa imagen de la noche silenciosa? ¡Ojalá que no fuera verdad! ¿Por qué he tenido yo estos sueños? Él, desde luego, es hermoso, incluso para los ojos más hostiles, me gusta y podría amarlo si no fuera mi hermano, y sería digno de mí; pero me perjudica ser su hermana. Con tal que yo no intente realizar despierta nada semejante, puede volver a mí ese sueño las veces que quiera con una visión semejante; los sueños carecen de testigo, pero no carecen del placer que simulan. Por Venus y el alado Cupido, con su tierna madre, ¡qué gozo tan grande experimenté! ¡Qué deseo tan claro me poseyó! ¡Cómo estaba en el lecho tan blanda en todo mi ser! ¡Qué gusto recordarlo! Aunque el deleite duró poco y la noche se precipitó hasta su fin, mirando con envidia mi empeño…(Mas) no serás sino mi hermano,… es lo único que tendremos en común. Entonces, ¿qué me quieren decir mis visiones? ¿Qué peso tienen los sueños? Pero, ¿es que hasta los sueños tienen peso? ¡Los dioses me valgan! Los dioses, por cierto, poseyeron a sus hermanas; así Saturno se casó con Abundancia, unida a él por vínculos de sangre, Océano con Tetis, el rey del Olimpo con Juno. Pero los dioses tiene sus propias leyes; ¿por qué trato de ajustar las costumbres humanas a las normas celestes, que son tan diferentes? O expulso lejos de mi corazón esta pasión prohibida, o, si no puedo hacerlo, antes prefiero morir y ser expuesta, muerta, en el lecho y que mi hermano me dé besos allí tendida…>>
Interpretación:
Nos dice Artemidoro que los ensueños se relacionan con el presente y, que en ellos se presenta la manifestación de ciertas pasiones que tiene por naturaleza imponerse al espíritu y suscitar determinadas situaciones, así es como el atemorizado ve lo que lo atemoriza, y el enamorado ve lo que ama. Pues cuando las pasiones actúan en los ensueños, sucede que se perciben imágenes no visionarias, sino imágenes que (re)memorizan la realidad.
Tomando en cuenta estos argumentos, el sueño de Biblis presenta como un ensueño, pues la imagen de él refiera a su presente: el amor y el deseo que tiene por su hermano; no obstante, el ensueño, también, se presenta como la posibilidad de ver resuelta la pasión que tenía por Cauno, y de sentir la experiencia, que no es posible en la vigilia: rozar sus labios con los de su hermano.
De esta forma el ensueño de Bibllis presenta dos naturalezas, una es positiva al darla solución a su deseo frustrado, y la otra es negativa, pues después de tal experiencia onírica ¿qué es lo que puede hacer con ella?, ¿será bueno confesarla,o sólo dejarla en el recuerdo? Pero la confesión fue su elección, condenando, así, tal ensueño en un error, y en la causa por la cual pierde toda relación con su amado hermano.
» los sueños carecen de testigo, pero no carecen del placer que simulan»
Fecha: vísperas de la muerte de Sócrates (399 a.C)
Sóc.- Ciertamente, Critón, no sería oportuno irritarme a mi edad, si debo ya morir.
Crit.- También otros de tus años, Sócrates, se encuentran metidos en estas circunstancias, pero su edad no les libra en nada de irritarse con su suerte presente.
Sóc.- Así es. Pero, ¿por qué has venido tan temprano?
Crit.- Para traerte, Sócrates, una noticia dolorosa y agobiante, no para ti, según veo, pero ciertamente dolorosa y agobiante para mí y para todos tus amigos, y que para mí, según veo, va a ser muy difícil de soportar.
Sóc.-¿Cuál es la noticia? ¿Acaso ha llegado ya desde Delos el barco a cuya llegada debo yo morir?
Crit.- No ha llegado aún, pero me parece que estará aquí hoy, por lo que anuncian personas venidas de Sunio, que han dejado el barco allí. Según estos mensajeros, es seguro que estará aquí hoy y será necesario, Sócrates, que mañana acabes tu vida.
Sóc.- Pues ¡buena suerte!, Critón. Sea así, si así es agradable a los dioses. Sin embargo, no creo que el barco esté aquí hoy.
Crit.- ¿De dónde conjeturas eso?
Sóc.- Voy a decírtelo. Yo debo morir al día siguiente de que el barco llegue.
Crit.- Así dicen los encargados de estos asuntos.
Sóc.- Entonces, no creo que llegue el día que está empezando, sino el siguiente. Me fundo en cierto sueño que he tenido hace poco, esta noche. Probablemente ha sido muy oportuno que no me despertaras.
Crit.- ¿Cuál era el sueño?
Sóc.- Me pareció que una mujer bella, de buen aspecto, que llevaba blancos vestidos se acercó a mí, me llamó y me dijo:
Sócrates, al tercer día llegarás a la fértil Ptía.
Crit.- Extraño es el sueño, Sócrates.
Sóc.- En todo caso, muy claro, según yo creo, Critón.
Crit.- Demasiado claro, según parece. Pero, querido Sócrates, todavía en este momento, hazme caso y sálvate. Para mí, si tú mueres, no será una sola desgracia, sino que, aparte de verme privado de un amigo como jamás encontraré a otro, muchos que no nos conocen bien a ti y a mí creerán que, habiendo podido yo salvarte, si hubiera querido gastar mi dinero, te he abandonado. Y, en verdad, ¿hay reputación más vergonzosa que la de parecer que se tiene en más al dinero que a los amigos? Porque la mayoría no llegará a convencerse de que tú mismo, no quisiste salir de aquí, aunque nosotros nos esforzamos en ello.
Comentario: Este sueño lo podemos clasificar como verdadero, profético, revelatorio y claro, pues en realidad no cuenta con elementos extraños que deban ser tomados en cuenta y que puedan alterar la comprensión misma del sueño. Es un típico sueño que cuenta la verdad de lo que ocurrirá en un futuro e incluso nos habla de un tiempo exacto hasta la muerte del mismo soñante que es Sócrates.
Aquí podemos ver que a pesar de que Sócrates ya sabe el día en que va a morir, no hace lo más mínimo para poder evitar esa fecha. Es claro que en el ideal griego estaba muy firme el respeto hacia los vaticinios divinos;y es evidente que el sueño es enviado por una divinidad, lo que no queda claro es cuál divinidad es la que está detrás de este sueño; sería interesante saber qué dios o diosa envía el presagio a Sócrates, pues sabiendo su identidad podríamos encontrar cierto significado.