Publicado por: Diana López Rodríguez
Soñante: Dante Alighieri
Año: 1291-1293
Fuente: Dante Alighieri, Vita nouva prólogo de Francisco Montes de Oca, UNAM, 1965.
Contexto: Dante Alighieri escribió la Vita Nouva después de la muerte de Beatriz en 1290. Esta obra es considerada un relato autobiográfico donde Dante cuenta sucesos de su vida y, sobre todo, a partir de que conoce a Beatriz cuando él apenas contaba con nueve años y ella estaba por cumplirlos. Dante quedó prendado de la pequeña niña en la infancia de ambos apareciendo así en su vida el Amor. Es importante destacar que el número nueve tiene influencia en la Vita nouva, pues Dante encuentra una especie de destino en la vida de ambos que se cruza muy poco pero que está unida por diversos símbolos que remontan siempre al número nueve. Previamente, al sueño que Dante tuvo, y que aquí expongo, éste se encuentra con Beatriz después de nueve años; ella vestía con un «blanquísimo indumento« e iba acompañada de dos damas, al pasar frente a Dante ella le saludó tan expresivamente que Dante se vio «transportado a los últimos linderos de la felicidad«.
«La hora en que me llegó su dulcísimo saludo fue precisamente la nona de aquel día, y como se trataba de la primera vez en que sonaban sus palabras para llegar a mis oídos, embargóme tan dulce emoción, que apárteme, como embriagado, de las gentes, apelé a la soledad de mi estancia y púseme a pensar en aquella muy galana mujer.
Pensando en ella se apoderó de mí un suave sueño, en el que me sobrevino una visión maravillosa, pues parecíame ver en mi estancia una nubecilla de color de fuego, en cuyo interior percibía la figura de un varón que infundía terror a quien lo mírase, aunque mostrábase tan risueño, que era cosa extraña. Entre otras muchas palabras que no pude entender, díjome éstas, que entendí: Ego dominus tuus. Entre sus brazos parecíame ver una persona dormida, casi desnuda, sólo cubierta por un rojizo cedal, y, mirando más atentamente, advertí que era la mujer que constituía mi bien, la que el día antes se había dignado saludarme. Y parecióme que el varón, en una de sus manos, sostenía algo que intensamente ardía, así como que pronunciaba estas palabras: Vide cor tuum. Al cabo de cierto tiempo me pareció que despertaba la durmiente y, no sin esfuerzo de ingenio, hacíale comer lo que en la mano ardía, cosa que ella se comía con escrúpulo. A no tardar, la alegría del extraño personaje se trocaba en muy amargo llanto. Y así, llorando sujetaba más a la mujer entre sus brazos, y diríase que se remontaba hacia el cielo. Tan gran angustia me aquejó por ello, que no pude mantener mi frágil sueño, el cual se interrumpió, quedando yo desvelado.
Y a la sazón, dándome a pensar, noté que la hora en que se me presentó la visión era la cuarta de la noche y, por ende, la primera de las nueve últimas horas de la noche.
[…]
Almas y corazones con dolor,
a quienes llega mi decir presente
(y cada cal responda lo que siente),
salud en su señor, que es el Amor.
Las estrellas tenían resplandor
el más adamantino y más potente
cuando adivino el Amor súbitamente
en forma tal que me llenó de horror.
Parecíame alegre Amor llevando
mi corazón y el cuerpo de mi amada
cubierta con un lienzo y dormitando.
La despertó mi corazón, sangrando,
dio como nutrición a mi adorada.
Después le vi marcharse sollozando.»
Comentario: Este sueño puede ser considerado profético. En un principio parecería que es causal por el hecho de que Dante se encontrara con Beatriz, el saludo desemboca en un sueño donde sus sentimientos por la joven aparecen. Sin embargo, en el sueño aparecen símbolos que son importantes para la interpretación del sueño: la figura del varón es el Amor, la criatura envuelta en un cedal rojo es Beatriz y la cosa ardiente simboliza el corazón de Dante. Primero ocurre que la figura del Amor es alegre pero, en el instante en que Beatriz despierta, la visión cambia abruptamente. Dante siente angustia porque el Amor se eleva con Beatriz hacia los cielos y se da cuenta de que la ama pero eso mismo implica temer perderla. Después de la muerte de Beatriz, Dante comprende el verdadero significado del sueño: era un presagio de la pérdida de lo que él más amaba.
Título: Dante y Beatriz Autor: Henry Holiday Año: 1884 Walker Art Gallery, Liverpool, Inglaterra